lunes, 7 de noviembre de 2011

Las flores del mal

Las Flores del mal es una colección de poemas de Charles Baudelaire. Considerada la obra máxima de su autor, abarca casi la totalidad de su producción poética desde 1840 hasta la fecha de su primera publicación.

La primera edición constó de 1.300 ejemplares y se llevó a cabo el 23 de junio de 1857. La segunda edición de 1861 elimina los poemas censurados, pero añade 30 nuevos. La edición definitiva será póstuma, en 1868 y, si bien no incluye los poemas prohibidos, añade algunos más. En esta versión consta de 151 poemas. La censura que recayó sobre algunos de sus poemas no será levantada en Francia hasta 1949.

Las Flores del mal es considerada una de las obras más importantes de la poesía moderna, imprimiendo una estética nueva, donde la belleza y lo sublime surgen, a través del lenguaje poético, de la realidad más trivial, aspecto que ejerció una influencia considerable en poetas como Paul Verlaine, Stéphane Mallarmé o Arthur Rimbaud.

Poema numero 1:

Posada sobre el habito negro de un monje

la sombra de un hombre se proyectaba

Sutil dejo caer su mano en el hombro escualido del monje,

mientras de su boca salian palabras despecitvas, ofensivas.

Al sentir la mano helada de aquel individuo en su hombro

el monje inserto un pequeño puñal antiguo y desafilado en sus entrañas.

No se sabe la razon de aquel repentino suicido repentino y casi absurdo.

el unico rumor que recorria aquel monasterio

era que el monje con la hija del gobernador un hijo bastardo habia engendrado.


Poema 2:

Transcurria la noche helada de cierto mes de invierno

mientras yo caminaba por un callejon obscuro,

sin nada de luz excepto por la de dos brillantes ojos a su final.

Se pronunciaban enormes y atenuantes dos hermosos ojos azules,

con las pupilas diminutas cual grano de cafe,

rodeadas por el azul claro del mar.

Acercandome me di cuenta que aquella luz que reflejaban ojos tan fugaces

pertenecian a una dama cuyo insuperable perfume

dejo impregnado en mi un recuerdo innolvidable,

el de sus ojos desafiantes mirandome

insitandome a un encuentro inesperado.


Poema 3:

Desdichado y abrumado paseaba un alma atrofiada,

su paso era lento, cual viuda en procesion lamentandose avanzaba.

Algo agobiaba seguramente su lugubre ser,

mas nadie sabe el porque de sus penas ni sus agobios.

Seguros de algo todos estamos,

la tragedia que sufrio aquel hombre debio ser,

seguramente debastadora y cruel

ya que para dejar en ese estado a un hombre,

sobretodo a uno como el, que hace pocos dias lucia

tan vigoroso y feliz

en una sombra que vaga por las noches sin rumbo

lamentandose de lo que pudo, peor no fue.